Buenos Aires, 14/12/2024, edición Nº 3768
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Turismo

Turistas: víctimas de los engaños más frecuentes

Factor sorpresa y descuido, dos de los elementos básicos para jugar con la buena fe de los viajeros.

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Estás embelesado mirando ese edificio emblemático con el que tanto soñaste, caminando por ese barrio icónico, tomándote una foto con tu novia en el sitio más romántico del mundo cuando, de pronto, te das cuenta de que te falta algo. Bajo diferentes formatos, las estafas a los turistas -o el clásico “cuento del tío”- están presentes en la mayor parte de los destinos turísticos. Y si bien no se trata de ir descubriendo el mundo con temor y desconfianza, sí es importante que la belleza del paisaje urbano no te impida prestar atención.

Muchas situaciones generan confusión y juegan con el factor sorpresa para facilitar el hurto. Es el caso, de los carteristas en sitios con mucha gente como espectáculos callejeros, trenes o subtes; el vendedor de mapas que te despliega un papel enorme frente a tu cara mientras alguien toma tu billetera; o la mujer que te lanza el bebé a tus brazos (en general un muñeco) y mientras estás ocupado sosteniendo a la criatura, otros se encargan de buscar algo de valor en tus bolsillos. Otros, más elaborados, comienzan en una historia que deriva en camelo.

El sitio Just The Flight, una empresa británica de reserva de vuelos y hoteles online, reúne algunas de las estafas más comunes a los viajeros en todo el mundo y junto con el blog Viajo.org ofrecen la versión en español. Aquí, una selección de algunos de los engaños más usuales.

Atracciones (y distracciones) callejeras. Típico: un hombre en la calle hace trucos de magia o un juego en el que hay que adivinar en qué vaso -de tres- está la pelota. A veces estos atractivos callejeros son parte de un plan en el que gente disfrazada de turista se suma al show y mientras la víctima se distrae, le sacan la billetera o algún otro efecto personal y de valor.

Tenés la camisa manchada. Típico truco que aplica a muchas ciudades del mundo. En la calle, una persona derrama sutilmente algún líquido sobre tu abrigo, remera o camisa, te señala la mancha y te ayuda a limpiarte… con la suficiente habilidad como para ir sacando lo que tengas en los bolsillos.

La señora del romero. Como símbolo de la amistad, una anciana te ofrece un ramito de romero, tomará tu mano y te leerá la fortuna. Y claro, deberás pagarle por sus servicios. Si te negás, seguramente comenzará a insultarte en voz alta poniéndote en una situación incómoda.

Flores para la novia. Atención parejas de enamorados. Un hombre se acercará y le ofrecerá a tu novia una rosa. Si ella la toma, ¡sonaste! El hombre te pedirá que pagues por la flor y el precio será exorbitante.

La pulserita de la amistad. Alguien se te acerca, te toma la muñeca y comienza a armarte una brazalete por el que luego exigirá un pago.

Cuidado con las fotos. Viajás en pareja o con amigos y querés tener, al menos, una foto grupal. Puede suceder que se te acerque alguien amistosamente y te ofrezca tomar la foto. Dos escenarios posibles: te pide dinero por el “servicio” prestado o se escapa corriendo con tu cámara o celular. Algo que se ve en varios destinos del mundo

Un anillo o pulsera (casi) de regalo. Muy común en las románticas calles de París: una mujer deja caer disimuladamente un anillo o pulserita dorada. Te pregunta si es tuya, le decís que no y ofrece regalártela. Inmediatamente te pide algo de dinero alegando estar pasando una mala situación económica. ¿Y cómo vas a negarte a ayudar a alguien que te acaba de obsequiar una bella pulserita? Este cuento del tío tiene su variante: a veces te explican que lo que acaban de encontrar tirado en la calle es de oro (no lo es, claro) y te la venden por un precio muy superior de lo que realmente vale. Leé acá La mística de París y un elegante cuento del tío

Taxis caros. La recomendación es, siempre, preguntar cuánto cuesta un viaje antes de subirse al taxi. No hay destinos exentos de esta situación: taxistas que saben que el viajero desconoce la ciudad y toman caminos más largos o utilizan medidores alterados. Ojo también con los “taxistas apurados”. Son aquellos que te recogen en el aeropuerto y te llevan al hotel, pero al bajar tus valijas se muestran apurados… y una vez que se van te das cuenta de que en el taxi quedaron algunos bolsos “olvidados”. Dicen que este tipo de situaciones abundan en Las Vegas.

Cajeros lentos. Sucede en Europa. El cajero de un negocio tiene que darte el vuelto, pero cuenta el cambio leeeeeeentamente. Si estás apurado, sonaste. Justamente, la idea es que pierdas la paciencia y tomes el cambio que te da sin revisarlo. Serán muchos billetes, pero de menor valor que el cambio que realmente te corresponde.

Falsos policías. En Just the Flight y Viajo.org señalan que esta situación se puede dar en México, Bogota, Bucarest y Bangkok. Policías se acercan a un turista y le dicen que está circulando dinero falso en la zona. Le piden la billetera, pero cuando se la devuelven, falta dinero. Truco alternativo: te piden el pasaporte o visa, dicen que hay un problema y te cobran “una multa”. FB

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