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Robots, realidad virtual y pantallas interactivas: el Planetario vuelve a abrir sus puertas totalmente renovado
Más de un visitante desprevenido o un turista desinformado se toparon estos últimos meses con un mural gigante que custodiaba a todo color la transformación del Planetario Galileo Galilei.
El edificio, que en junio cumplió 50 años, cerró sus puertas en enero para sumergirse en un “cambio de siglo”, tal la magnitud de las reformas, tecnológicas y culturales. Nueve meses después, todo mantiene la mística y el trazo del espacio que diseñó el arquitecto Enrique Jan en la década del 60. Todo menos la tecnología, que ofrecerá una novedosa forma de conocer sobre galaxias, constelaciones, planetas y sistema solar.
Hoy a las 20, todas las luces del Planetario se encenderán para su reinauguración oficial, durante la que 20 vecinos favorecidos por un sorteo (de 7406 que se anotaron), podrán disfrutar de todas las novedades. En tanto, el martes que viene será la reapertura al público y el turno de la primera escuela que, entre la nostalgia y el futuro, descubrirá todas las buenas nuevas que esperan allí dentro del edificio. Como sucedió hace cinco décadas, cuando alumnos de esa misma institución fueron los primeros en quedar boquiabiertos con un cielo estrellado sobre ellos.
“Sumamos un simulador que ofrece la experiencia de hacer un viaje desde el Big Bang hasta la actualidad, ‘aterrizando’ en el Planetario. Y también realidad virtual, que mediante el sistema de oculus nos propone un viaje a Marte”, adelanta Javier Cuello, director general de Ciencia y Tecnología del Ministerio de Modernización porteño.
En el primer piso aguarda por los visitantes Galibot, un robot idéntico al que está en la NASA, y el único en su especie por este extremo del continente. “Sus ojos son pantallas LED que siguen los movimientos de las personas, y puede detectar si quien se para frente a él es hombre, mujer o niño, y así modificar su forma de hablar y los contenidos que expone”, detalla Cuello.
Pantallas interactivas que detallan los movimientos de la Tierra y el origen de la Luna, entre otros datos, permiten que la enseñanza sea mucho más dinámica, además de integradora, ya que la información también puede leerse en sistema Braille.
“Alrededor de la sala de proyecciones vamos a armar una astro-galería con muestras fotográficas que iremos renovando cada mes y medio. Además, este año no vamos a cerrar en enero, como se hizo históricamente, para que la gente pueda visitarlo en una de las épocas más concurridas en la zona”, apunta Verónica Espino, gerenta operativa del Planetario.
El anillo de Saturno vidriado que rodea la cúpula ahora cuenta con 50 metros de pantallas LED translúcidas, divididas en cuatro sectores, en las que vecinos y turistas podrán enterarse de las novedades tanto dentro del edificio, como en el resto de la Ciudad. A su vez, funcionarán en conjunto con un mapping sobre la media esfera que proyectará distintos contenidos referidos al Espacio. Visualmente, es una de las grandes primicias que atesora el reestreno.
También instalaron 350 luces, y un Sistema de Telegestión para que el Planetario se ilumine de forma coordinada con el Obelisco, el Monumento de los Españoles, la Pirámide de Mayo, el Puente de la Mujer, la Floralis Genérica y la Torre Monumental. Y en la entrada hay un “selfie point” que saca la foto, viste a los retratados de astronautas y proyecta la imagen final en las pantallas del anillo.
No obstante, la renovación más profunda se reservó para el interior del Domo, donde cuadruplicaron la calidad de la pantalla principal, que ahora es de 8k y que lo posiciona como uno de los 25 planetarios (hay 1148 en todo el mundo) con esa calidad de imagen. “Las butacas también se reorganizaron para darle espacio a las personas con discapacidad motriz. Antes tenían que presenciarlos desde la puerta del auditorio“, agrega Espino.
El entorno de este ícono porteño también fue intervenido: incorporaron senderos, nuevas luminarias en los bordes y en los caminos interiores con luces de piso, mobiliario urbano y señalética a lo largo de todo el predio.
El hexágono de cemento que conforma la explanada de acceso ahora ganó diez metros, y hasta las rejas se cambiaron por unas más modernas y altas, que suponen el primer resguardo de la construcción declarada patrimonio histórico y cultural de la Ciudad.
Este reconocimiento es el que demandó un proceso cauteloso y de extremo detalle para ponerla en valor, ya que debieron respetarse su fisonomía y estética originales. Se pulió la piedra de los revestimientos y se restauraron los pisos y escritorios de madera de las oficinas, entre otras labores, bajo la supervisión de la Comisión Nacional de Monumentos, Lugares y Bienes Históricos.
La entrada general cuesta $120. Los menores de 6 acompañados por adulto pasan gratis. Los jubilados, pensionados y discapacitados que vayan con un acompañante también entrarán sin pagar. El ingreso al Museo del Planetario cuesta $50 y tiene las mismas condiciones para el resto del público. NR
Fuente consultada: Clarín
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