Circuitos
Tras años de lucha, los vecinos de Balvanera ganaron un espacio verde
Resistieron la construcción de un estadio para 18.000 personas. Luego presentaron un proyecto, que la Legislatura ya convirtió en ley.
En 2014 los vecinos de Balvanera se encontraron con una novedad que los dejó impactados: en la manzana comprendida por las avenidas Belgrano y Jujuy, y las calles Catamarca y Moreno, un inversor privado buscaba construir un estadio para 18.000 personas, con hotel cinco estrellas, locales comerciales y restaurantes. Para eso, en una operación meticulosa y encubierta, el desarrollador había comprado una a una las propiedades de la manzana y las había demolido, sin exhibir permisos de obras ni habilitaciones. Impactados, sí, pero cruzados de brazos, no; así fue que los vecinos dieron una lucha para ganar un espacio verde en ese lugar. Y la semana pasada el proyecto recibió el voto positivo de la Legislatura porteña.
En la lucha de los vecinos de Balvanera -Manzana 66 Verde y Pública– hubo un hito que los puso frente a un debate que decidieron dar y que finalmente les permitió “quebrarle” el brazo a gigantes de la inversión inmobiliaria y la construcción; desarrolladores que cuentan con dinero, tiempo y enormes influencias políticas. En un momento los vecinos tuvieron que decidir si continuaban resistiendo o si implementaban una estrategia: la alianza con sectores políticos que les permitiera llegar al recinto de la Legislatura porteña con un proyecto propio. Institucionalizar la lucha a través de los carriles democráticos disponibles.
Y claro, se expusieron también a la delicada labor de la negociación con bloques políticos expertos en estos temas. Y aprendieron a ceder también. Los vecinos no querían un estadio en esa manzana, sino una combinación de usos que pudiera aprovechar todo el barrio: plaza y también instalaciones deportivas para las escuelas de la zona, un centro educativo y cultural, y una sede para el Conservatorio Manuel de Falla. Sin embargo, la manzana será plaza. No está nada mal para una de las comunas (la 3, comprendida por los barrios de Balvanera y San Cristóbal) con menor cantidad de áreas verdes por habitante; 0,4 metros cuadrados por cada uno, lejos de los 10 metros recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Una de cal y otra de arena para los vecinos de Balvanera que la semana pasada se dieron cita en la manzana en cuestión para charlar con Clarín: “El mayor valor que tenemos es justamente la debilidad de estos proyectos monstruosos. Nosotros somos vecinos reales, vivimos aquí y sabemos lo que el barrio necesita. En cambio los inversionistas no tienen idea de cuál es el contexto en el que pretenden invertir. No nos ven, no les importamos y entonces se encuentran con esta resistencia”, opinó Alberto Stul. Vive en Jujuy y Belgrano desde 1973, “cuando Jujuy era angosta y aún estaba adoquinada”.
Alguien acota: “Y digamos también que son prepotentes… ven un lugar vacío, como si no existiera el contexto, que somos nosotros, los vecinos”.
Una de las personas que se cargó al hombro muchas de las actividades, la difusión y las reuniones con los legisladores, entre otras cosas, es Alberto Aguilera. “Todo lo tuvimos que aprender, cómo hacer para que la información llegue a los vecinos, a los medios, que haya participación; saber como tomar las herramientas que están al alcance de los ciudadanos”, cuenta Alberto. Esta semana arranca un tratamiento médico que lo tendrá alejado de la actividad, pero satisfecho por haber logrado tanto en tan poco tiempo.
María Lelia, Alicia, Luis Erbel, Facundo Richter, Armando Farret, Jorge Rodríguez y su esposa, Susana García y Eduardo Losoviz, entre otros, fueron quienes se juntaron a charlar con Clarín. Todos coincidieron en la importancia de desarrollar una “trama que contenga todos los pensamientos, pero que tenga un solo objetivo. En nuestro caso fue impedir la locura de construir el estadio y luchar por algo comunitario. Se pudo una plaza, que no es poco”, dijeron. Por el momento, en la manzana funcionan canchas de fútbol.
Los vecinos recibieron asistencia y ayuda por parte de legisladores que representan a las minorias. En ese momento Pablo Bergel, Gustavo Vera y Adrian Camps, entre otros, los acompañaron: “Lo que mas fortaleció al grupo es perder ese respeto que se tiene por lo estatal. El Estado somos nosotros, no es algo lejano. Los vecinos presentaron una propuesta alternativa, esto marcó la diferencia con otros procesos de lucha“, dijo Mariano Pasi, un joven asesor de Bergel que se sumó a la reunión vecinal.
Los propietarios del terreno en Balvanera serán compensados por la Ciudad con otro, en Saavedra, sobre la avenida San Isidro Labrador, entre las calles Pico y Vedia.
“Los vecinos supieron navegar las aguas turbulentas por las que se mueve la burocracia estatal y los inversores privados. Y no naufragaron” sentenció Jaime Fischer. NR
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