Circuitos
Barrio Rawson, un secreto en Buenos Aires
Los altos y descascarados eucaliptos enfilados evocan una entrada de estancia bonaerense. Algunos caballos echados en el potrero y dos o tres vacas que pastan imperturbables integran el insólito paisaje que habitualmente se contempla desde las ventanas de los edificios de departamentos que bordean el triángulo de la ciudad sobre el cual se levanta el barrio Rawson: Zamudio, Tinogasta y Avenida San Martín.
Este pintoresco rincón porteño -también disminuido jerárquicamente en algunos papeles oficiales como sub-barrio Rawson- lleva el nombre del distinguido legislador, ministro de Mitre y médico higienista fundador de la Cruz Roja Argentina, Guillermo Rawson, y formó parte de la legendaria Chacarita de los Colegiales, propiedad de la Compañía de Jesús.
Al ser expulsados los jesuitas del Río de la Plata, estas posesiones, reclamadas justa o injustamente por infinidad de vecinos, siguieron intrincados caminos judiciales, y sobre parte de ellas se formó en 1904 la Escuela -posteriormente Facultad- de Agronomía.
A fines de la década del 20 el Banco Hipotecario Nacional dio comienzo a lo que se denominó Barrio de Casas Baratas, que comprendía una mezcla de casas individuales y bloques de departamentos de planta baja y tres pisos. Su adquisición se concretaba por un singular sistema: quienes deseaban alquilar pagaban mensualmente un monto determinado, y quienes adquirían pagaban un monto muy similar, pero en carácter de cuota a cuenta del precio total. Lo que hoy se llama leasing. Aún cuando ya mucha gente vivía desde tiempo atrás, el barrio fue inaugurado oficialmente en febrero de 1934.
Conviven en esta singular rinconada numerosos chalets ingleses y los severos edificios de departamentos, de una dignísima calidad y generosa amplitud, más cercanos a un estilo nórdico, como que fueron construidos por una firma alemana de aquellos años, todo el conjunto rebosante de flores, plantas y árboles armoniosamente distribuidos en cuidadísimos jardines. Es otro mundo, sin bocinas, sin gritos, de gente que pasea tranquilamente sin molestar al prójimo, de vecinos que se saludan…
Norma Gómez Troncosi, poetisa y vecina, revivió hace algunos años el clima de su infancia en un sentido poema, del que ofrecemos una muestra:
Eramos todos hijos de todas las familias
Teníamos muchos padres, tíos, primos, abuelos
Y la visita diaria del carro del lechero
Torino y las cebollas y el grito del cartero.
-.-
De día mariposas y en las noches serenas
Hacer los farolitos con frascos y luciérnagas
Aromas de limones, de tilos, de azucenas
Verano, invierno, otoño
Jardines y arboledas…
En el 3er. Piso del edificio circundado por jardines y árboles, Artigas 3246, vivió unos años Julio Cortázar, junto a su madre y a su hermana Memé. Así lo recuerda una placa: “En este edificio vivió Julio Cortázar (1914-1984). El clima del Barrio Rawson y Agronomía está presente en varios de sus cuentos. Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires”.
También otro singular poeta porteño, Carlos Muñoz y Pérez, (Carlos de la Púa) inmortalizado por su sólo libro –“La crencha engrasada”-, es recordado por la plazoleta que lleva su nombre, ubicada frente a la puerta por la que tantas veces pasó Julio. El Barrio Rawson es de los pocos secretos que le quedan a Buenos Aires. No lo divulguen. O como diría de la Púa: “No aviven a los giles…”
Fuente:ibr.com.ar
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