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Terminó la puesta en valor de la Casa Calise de Once y habrá festejo
La pareja, envuelta en un remolino ¿de pasión?, y los querubines, alegres entre las hojas de vid, estaban listos. Las al menos 35 esculturas del frente de la Casa Calise de Once –uno de los más decorados de Capital–, habían sido restauradas entre octubre y febrero. Pero ahora se sumaron estatuas y vitrales del interior, entre otras maravillas. La puesta en valor del edificio terminó. Y el miércoles 18 habrá un festejo, con recorridos guiados gratuitos, placa conmemorativa, músicos del barrio, ópera –con la reconocida soprano Haydeé Dabusti– y tango en vivo.
Los motivos sobran. “La Ciudad recuperó una joya del Art Nouveau gracias al consorcio y el apoyo de tres empresas, a través de la Ley de Mecenazgo, además de instituciones, entre ellas, la Federación de Comercio e Industria local, Fecoba. Es un ejemplo de esfuerzo conjunto”, explica a Clarín Willy Pastrana, presidente de la Asociación Art Nouveau Buenos Aires (ANNBA), motor de la movida.
La obra que dirigió la arquitecta Elina Tassara, con Ricardo Fuentes y Christian Le Monnier, contó con $4,1 millones. Sirvieron para arreglar las estatuas del italiano Ercole Pasina, reemplazar piezas rotas, limpiar las paredes a fondo, iluminar con LEDs y volver a darle brillo al Nautilus, el molusco dibujado con hierro que cubre los portales. “En esta segunda fase se agregaron dos vitrales circulares con rostros femeninos, recuperados por el Fondo Metropolitano de las Artes, y el principal, que divide al hall, y que fue rehecho según el croquis original de la antigua Casa Soler, entre otros trabajos”, agrega Horacio Elorriaga, secretario de AANBA.
El proyecto se completó pero falta. El apoderado de la Calise, Fernando Tuma Moreno, y fuentes de AANBA contaron a este diario que en la Casa funcionan viviendas privadas y una pensión. Y que en la planta baja quieren reabrir locales. “El dinero no alcanzó para una reparación integral. Se necesitará otra inversión”, dijo Pastrana. Y Tuma recordó que trabajan en un plan que incluiría un museo, como anticipó Clarín.
La Calise lo vale. Fue diseñada en 1911 por el arquitecto italiano Virginio Colombo (1885-1927), celebrity del Art Nouveau porteño. Se estima que en poco más de veinte años, Colombo –autor también de la Casa de los Pavos Reales, en el mismo barrio, que formalmente es Balvanera, y de la ex sede de la Societá Unione Operai Italiani, tesoro en ruinas, en San Nicolás– construyó unas cincuenta edificaciones en Capital, donde los motivos inspirados en la naturaleza y la exaltación de las curvas y la sensualidad –junto con otros rasgos de esa corriente– desafiaron al academicismo de la época y se convirtieron en símbolos de estatus de los grupos sociales en ascenso. Símbolos preciosos.
Desde afuera, la Calise, que ocupa unos 8.000 m2, evoca un palacio. Pero la familia Calise, dueña de viñedos en Mendoza –de ahí el nombre del edificio y las uvas de la fachada– se la encargó a Colombo para alquilar y encantar. No se equivocó. El 18, desde las 17, hay una fiesta para comprobarlo. En Hipólito Irigoyen 2562-78. Más información en la web de AANBA o su Facebook. NR
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