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El filete porteño recibió el aval de la UNESCO para ser declarado Patrimonio de la Humanidad
El filete porteño, la técnica tradicional de pintura de carteles y decoración de colectivos, camiones y comercios de Buenos Aires, recibió ayer el aval de la UNESCO para ser declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad. El reconocimiento se decidirá a principios de diciembre en una cumbre que se hará en Namibia, en Africa. El Gobierno porteño comenzó los trámites para conseguir este reconocimiento hace tres años, pero la presentación formal la hizo en marzo del año pasado. Incluyó fotos, videos y mucha documentación sobre los orígenes de este estilo de pintura.
Este arte tradicional, típicamente porteño, competirá con otras postulaciones de Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, que también fueron aceptadas por el Comité para la “Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO”. Entre las 35 solicitudes presentadas, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura anunció que seleccionó 19 para ser sometidas a la aprobación final por su Comité de salvaguarda que se reunirá del 30 de noviembre al 4 de diciembre en la ciudad de Windhoek, Namibia.
Así como Argentina competirá con el filete, Perú inscribió con éxito la danza del Wititi, un rito de paso a la edad adulta del valle del Colca y Venezuela los conocimientos relacionados con el cultivo de la curagua y la transformación de sus fibras para realizar hamacas, entre otras artesanías.
Primero, un mapa A esa instancia en la UNESCO, se llegó tras un proceso que ya lleva tres años e incluyó la confección de un mapa realizado entre el Gobierno de la Ciudad y los artistas que pintan su arte en murales, colectivos, vehículos, cuadros y hasta en el cuerpo, como tatuajes.
El fileteado es una forma de dibujo que nació en Buenos Aires a fines del siglo XIX. Se lo empezó a usar para adornar los carros que llevaban frutas y verduras a los mercados. “No es casual que San Telmo, el Abasto y Mataderos sean zonas con mucha presencia del filete, justamente por la importancia de sus mercados”, señaló Hernán Lombardi, ministro de Cultura porteño. Pronto el filete pasó de los carros a los camiones y más tarde a los colectivos, hasta que en 1975 lo prohibieron porque decía que los pasajeros se confundían con tantos colores. Pero las flores, banderas, pájaros, figuras religiosas y rostros de tangueros pintados en colores vivos se mudaron a otros soportes, como los carteles de comercios y las lunetas de los autos. Y hasta la propia piel: cada vez más jóvenes deciden hacerse tatuajes con las líneas del filete porteño.
En el mapa están los talleres de dos referentes del filete, como Martiniano Arce y Alfredo Genovese, entre otros. “El fileteado y el tango son las dos manifestaciones propias de Buenos Aires y ambas fueron marginales. El tango tuvo una consagración mucho más temprana, recién ahora el fileteado se incorpora al panorama estético. Está muy relacionado con el diseño y otras artes menores, como el tatuaje o el grafiti, algo que lo hace más rico y lo lleva a crecer en esa dirección”, dijo Genovese.
Carlos Gardel, un personaje típico
Entre los temas recurrentes del fileteado aparecen, entre otros, las flores, las hojas, las naves, el sol, los animales (predominan los caballos y los pájaros), las cintas, las banderas y banderines, los moños y hasta las piedras preciosas. Y, entre los personajes, el más “taquillero” es Carlos Gardel, seguido por la Virgen de Luján. Como estilo artístico, el fileteado es una técnica particular de dibujo y pintura, que se caracteriza por usar líneas curvas en espirales, colores fuertes y sombras, además de una superficie cargada de este arte. Nació a fines del siglo XIX para darles vida y color a los carros de tracción a sangre y con el tiempo se convirtió en un arte típicamente porteño que, como el tango, disputa el título de patrimonio inmaterial de la humanidad. Suelen incluirse frases ingeniosas, refranes, aforismos (filosóficos, históricos, chistes), muchas veces escritos en lunfardo y con letras ornamentadas, generalmente en gótico o en cursiva.
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