Buenos Aires, 21/11/2024, edición Nº 3745
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Centenarias huellas de la Buenos Aires antigua que sobreviven actualmente

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A fines del 2017, en medio de una obra en la calle Moreno al 500, se descubrieron restos de una antigua casa en la que había vivido don Juan Manuel de Rosas, con el lamentable saldo de la destruccion de la misma a manos de una constructora. A partir de ese hallazgo y sus desastrosas consecuencias, se buscaron expertos de Casco Histórico e historiadores que recordaran los lugares y puntos emblemáticos donde vivieron próceres y políticos que fueron parte nuestra historia. En varios casos, no todos, fueron preservados y sobreviven como museos u otros usos. En cambio, en otros, se realizaron hallazgos inesperados.

En la mayoría de los casos, nuestros próceres habitaron en el barrio de Monserrat, que hoy forma parte del Casco Histórico de la Ciudad de Buenos Aires. Esta zona fué el corazón mismo de la ciudad, durante gran parte del siglo XIX y el área elegida por las familias patricias y pudientes, hasta la llegada de la calamitosa epidemia de fiebre amarilla en 1871, cuando muchas de ellas se mudaron hacia la zona norte.

Muchos años antes, tras recuperar la ciudad de las invasiones inglesas, el virrey Santiago de Liniers se instaló con su familia en la vivienda construida para su suegro a fines del siglo XVIII en la actual Venezuela 469. Es una de las casas más antiguas que sigue en pie en la Ciudad con una fachada de muros gruesos blanqueada con cal, rejas sencillas y una imponente puerta de madera pintada de verde. Monumento nacional desde 1942, hoy quedó en medio de la movida que crece en el centro histórico, entre el bullicio joven que llena por las noches las muchas cervecerías que se fueron abriendo en el barrio y los muchos turistas que nunca dejan de recorrerlo. Su sucesor, Baltasar Hidalgo de Cisneros, que fue destituido durante la Revolución de 1810, habitó a la vuelta de la esquina, en un caserón en Bolívar 553.

A pocas cuadras de allí, en Moreno 550, Juan Manuel de Rosas vivió en una residencia de la familia de su esposa Encarnación Ezcurra. El predio que ocupaba entró en polémica en diciembre pasado porque una constructora que trabaja para levantar un edificio de 14 pisos destruyó una cisterna de aljibe de siete metros de diámetro por siete metros de profundidad, entre otros restos arqueológicos. La que sí fue conservada y conforma el patrimonio histórico de Monserrat es la casa de la cuñada del gobernador de Buenos Aires, María Josefa Ezcurra, quien fue amante de Manuel Belgrano. Está ubicada en Alsina 455, casi enfrente de la cafetería Puerto Rico donde siglo y medio después vecinos, turistas y empleados de la zona hacen largas filas cada mañana por sus medialunas y cremonas recién horneadas.

Sólo habría que caminar una cuadra, esquivando los “conitos” de metal que distribuyó el gobierno porteño por todo el casco histórico, y doblar en la esquina hasta llegar a Defensa 346 donde vivió el primer presidente Bernardino Rivadavia. Blanqueada sus paredes para tapar las pintadas con aerosol que sufrió, la casa está en alquiler para destino comercial. En la misma cuadra vivieron Eduardo Madero, promotor del puerto de Buenos Aires, Martín de Alzaga (suegro del virrey Liniers) y Marcos Sastre, educador y fundador de la Librería Argentina. Pero sus casas ya no están, lo más patriota que subsiste actualmente es la parrilla “Chimi y Criolla” en el número 345. Cien metros más arriba, en el número 453, vivió con su esposa el caudillo riojano Facundo Quiroga, según la información suministrada por la Gerencia de Casco Histórico porteño. La residencia ya no existe tampoco.

Sobre la avenida que lleva su nombre, vivió y murió Manuel Belgrano. Claro que en su época, lejos estaba de ser la arteria tan transitada que es ahora y que muchas veces es elegida por varios sindicatos y movimientos sociales para movilizarse en protestas a Plaza de Mayo. La vivienda que pertenecía a su padre estaba sobre el número 432. No fue preservada. Hay un edificio y sólo una placa recuerda que allí habitó el creador de la bandera nacional. Otra figura destacada que habitó donde nace esa arteria, en el número 60, es Miguel de Azcuénaga, vocal de la Primera Junta del Gobierno Patrio. En esa casona, que ya no existe, nació el general Juan Galo Lavalle, que integró el Ejército de los Andes y fue gobernador de Buenos Aires. El transeúnte que pase por allí encontrará apenas un estacionamiento del Ministerio de Transporte, la estatura de Isidorito y Patoruzito unos metros más allá y el nuevo Metrobus del bajo.

Tampoco se ha preservado la casa donde habitó Mariano Moreno. La información brindada por el gobierno porteño indica que en el 431 de la calle que lleva su nombre estaba el solar donde vivió. Al menos hay en el lugar un centro cultural que lo recuerda. El historiador Felipe Pigna, en su libro biográfico “La vida por la Patria” , dice que el prócer adquirió una propiedad de la calle La Piedad, a la altura de Bartolomé Mitre al 500, a dos cuadras de Plaza de Mayo, para instalar allí su estudio de abogado. Ahora hay allí una sucursal bancaria. Otros de los personajes célebres que pasaron parte de sus vidas en lo que hoy es Monserrat son Juan B. Justo (nació en una casa modesta en Chile 301), el autor de la letra del Himno Nacional Vicente López y Planes (nació y murió en Perú 541) y Juan Martín de Pueyrredón (México, entre Balcarce y Defensa).

En una de las esquinas del predio donde se levanta la Casa Rosada, en Balcarce 2, vivió Hernandarias -yerno de Juan de Garay y primer gobernador criollo del Río de la Plata. En el número 5 nacieron los generales de apellido Balcarce, con destacada participación en las luchas por la independencia nacional. Ya del otro lado de la Plaza de Mayo, habitó Bartolomé Mitre en la actual calle San Martín 336, cerquita de la Catedral y en plena city porteña. Cuentan que desde su hogar, Mitre iba caminando solo a la Casa de Gobierno cuando, entre 1862 y 1868, ejerció la Presidencia de la Nación. También ahí se imprimió La Nación desde cuatro meses después de su fundación, en 1870, hasta 1885. Allí murió y hoy funciona un museo en su honor.

La residencia donde vivió su sucesor en el cargo, Domingo Faustino Sarmiento, también es conservada como museo para recordar su figura y difundir su obra. En esta casona de fachada neoitaliana, ubicada al 1251 de la calle que hoy lleva su nombre, residió con su familia entre 1875 y 1888, y fue declarada Monumento Histórico Nacional en 1948. Menos suerte tuvo el presidente Julio A. Roca, ya que la casa que encargó al arquitecto Eduardo Sauze (graduado en L’Ecole des Beaux Arts) en estilo neo Luis XVI para que residan sus hijas (San Martín 579) fue hasta hace poco tiempo un restaurante de cocina de autor. Lujoso, eso sí, para no perder el charme de la familia que la habitó.

Fuente consultada Clarin

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