Ahora
El MAMBA recibirá ocho obras de una de las colecciones más importantes en arte latinoamericano
Algo fuerte está pasando con el arte en Buenos Aires. El año pasado se inauguraron aquí un verdadero seleccionado de muestras: de Diane Arbus en el Malba a la actual del disidente chino Ai Weiwei en Fundación Proa, sólo por mencionar dos ejemplos. A eso, se suma la expectativa por el programa Art Basel Cities, que se lanzó en 2017 y promete potenciar a nivel global la escena local. Ahora, otro capítulo: la Colección Patricia Phelps de Cisneros (CPPC) -de las privadas, una de las mayores de arte latinoamericano del mundo- anunció que, por primera vez, hará una donación a un museo argentino. Ocho de sus obras pasan a integrar el patrimonio del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. Se estima que el conjunto está valuado en más de 300 mil dólares.
Para el museo de San Telmo, 2018 será un año de expansión. El 7 julio inaugura su ampliación: 1.700 metros cuadrados más para exposición y un rediseño en sus espacios. Lo festejará con una megamuestra en colaboración con el Museum für Moderne Kunst Frankfurt (MMK) de Alemania, que pondrá en diálogo 500 trabajos de artistas clave de la región, Europa y EE.UU.
En ese contexto de ebullición, ¿qué obras llegan con la donación? Todas pertenecen a artistas argentinos contemporáneos. Secure paradise (2007), un video de Judi Werthein que documenta una investigación personal sobre la Colonia Dignidad en Chile, en los tiempos oscuros de Pinochet; Poema volcánico (2014), instalación -con elementos como un traje anti-llamas e impresiones hechas con humo sobre papel- que surgieron tras la expedición que el artista Eduardo Navarro realizó a un volcán y un dibujo monumental -siete metros por tres-, Garimpo (2009), de carboncillo sobre papel de Matías Duville, con un paisaje entre romántico y apocalíptico.
También, dos dibujos en grafito sobre papel de 1998 de Ernesto Ballesteros (Cascada y 241 intersecciones), obras entre la operación matemática y la representación onírica. Además, dos trabajos en acuarela de Alejandro Corujeira (Un mes lunar, 2004-2007 y Frente a los cerrojos, 2004-2006), y una pieza en acrílico sobre madera, Sin título, de 1994, de Elisabet Sánchez, artista de la generación del Centro Cultural Rojas, en los ‘90.
La CPPC tiene sede en Caracas y Nueva York. Fue fundada en los años ‘70 por Patricia Phelps y Gustavo Cisneros -empresario venezolano al frente de uno de los mayores grupos de medios de comunicación y producción de entretenimientos de la región-. Como parte de esta donación, además del Moderno porteño, recibirán obras de su colección el Museo de Arte de Lima (MALI); el MoMA de Nueva York; el Blanton Museum of Art at the University of Texas, Austin; The Bronx Museum of the Arts, de Nueva York; y el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, de Madrid. En total, se transfieren 200 trabajos de 91 artistas.
“Cada institución tiene públicos específicos y trabajamos en diálogo con ellas para seleccionar las obras. Nos interesó mucho incluir instituciones del Cono Sur”, le explicó a Clarín Gabriel Pérez-Barreiro, director y curador jefe de la CPPC, que tiene como misión promover el estudio del arte latinoamericano.
Sobre las piezas que llegarán al Moderno, Pérez-Barreiro destacó que “son obras disímiles, pero muy importantes. Una de ellas de Matías Duville, uno de los artistas argentinos de mayor repercusión internacional y, en otro caso, Elisabet Sánchez, una artista destacada cuyo trabajo estuvo olvidado por un tiempo”.
La directora del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, Victoria Noorthoorn se entusiasma por el voto de confianza al museo que significa la donación Cisneros. “Es un puntapié para, después de la ampliación de julio, seguir estimulando el crecimiento del patrimonio”, dice.
¿El arte argentino está generando más atracción en instituciones internacionales? Noorthoorn responde: “Hay un interés creciente desde hace varios años. Ese es un proceso maravilloso, pero nos pone en un aprieto: tenemos que estar a tono para mantener actualizadas las colecciones y que las grandes obras permanezcan en el país. La ventaja de un museo público es que las obras que ingresan permanecen para siempre. Y eso garantiza la investigación sobre esos artistas”.
Los primeros trabajos en llegar serán los de Duville, Ballesteros, Corujeira y Sánchez, que se exhibirían a hacia fin de año. NR
Fuente consultada: Clarín
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